Los gatos no tenemos nombre. ¿No? -dudó Coraline. No -corroboró el gato-. Vosotros, las personas, tenéis nombres porque no sabéis quiénes sois. Nosotros sabemos quiénes somos, por eso no necesitamos nombres
Soy la antivida, la bestia del juicio. Soy la oscuridad al fin de todo. Fin de universos, dioses, mundos... de todo. ¿Qué serás tú, soñador? La Esperanza
Nosotros..., en fin, podríamos ser amigos, ¿no crees? -añadió. También podríamos ser raros ejemplares de una exótica raza de elefantes africanos bailarines -respondió el gato-. Pero no lo somos. Por lo menos -continuó con tono rencoroso, tras clavar una breve mirada en Coraline-, yo no
La ingratitud de una hija es más punzante que el diente de un reptil -afirmó-. Pero el amor puede doblegar al espíritu más altivo
Pero ¿cómo es posible alejarse de algo y regresar al mismo tiempo? -Resulta fácil. Piensa en alguien que da la vuelta al mundo: parte alejándose de un lugar y al final regresa a él. -Entonces, éste es un mundo pequeño -apuntó Coraline. -Para ella es suficiente -afirmó el gato-. Las telarañas simplemente deben tener el tamaño adecuado para atrapar moscas
El amor toma rehenes. Se cuela dentro de ti. Te come por dentro y te deja llorando en la oscuridad, de tal manera que una frase tan simple como quizá deberíamos ser sólo amigos o qué receptivo se convierte en una esquirla de cristal abriéndose paso hasta nuestro corazón
Aquifrases.com
© 2018 | Aquifrases | All right reserved.