Yo soy un ateo, porque no hay pruebas de la existencia de Dios. Esto debería ser todo lo que hay que decir al respecto: no hay pruebas, no las convicciones
La verdad no demanda creencias
Hay alegría en la racionalidad, la felicidad es la claridad de la mente
El verdadero amor es el respeto, la admiración, la compasión y la bondad
Nosotros los ateos encontramos los fundamentos de nuestra moralidad, desde luego, en la Naturaleza. ¿Dónde si no miraríamos?
La verdad no demanda creencias. Los científicos no unen sus manos cada domingo, cantando: ¡sí, la ley de gravedad es real! Creo en mi corazón que todo lo que sube tiene que bajar. ¡Tendré fe! ¡Seré fuerte! ¡Amén! Si lo hicieran, pensaríamos que no están bastante seguros de ello
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